martes, 26 de abril de 2016

Los exs

Los exs son esos seres que aparecen de vez en cuando para hacerte dudar de todo: tu vida, tus sentimientos, tu existencia... 

La gente que dice que se lleva bien con su ex me dan envidia. Mucha envidia. Yo misma, durante un tiempo, intenté llevarme bien con mi ex. Le ayudé en todo lo que estaba en mi mano para que él fuera feliz, sin darme cuenta que cuanto más me esforzaba en él, más descuidaba a mi actual pareja. Tengo que decir que mi pareja lo aguantó estoicamente, entendió que era algo que yo necesitaba hacer para sentirme mejor conmigo misma y, aunque muchas veces no entendiese porque ayudaba a una persona que me había hecho tanto daño, nunca me reprochó nada. Estuvo ahí siempre y lo está, pero de eso hablaré otro día. 


¿Cuál fue la respuesta cuando mi ex consiguió una nueva pareja y ya, para hablar mal, había conseguido follar otra vez? Borrar las fotos de facebook como si nunca hubiese existido en su vida. Me encantaría contarle a su nueva novia que si está saliendo con él es porque la menda le convenció para que dejara de ir en flor en flor y se centrara en esta chica, porque parecía buena y no se merecía que jugaran con ella. Pero soy buena persona y quiero creer que él ha madurado lo suficiente, así que no hace falta hacerle daño a esta chica con historias del pasado.

Escribo esto no para hacer reír a nadie como he intentado a veces en este blog, sino porque necesito desahogarme. Hoy he soñado que volvía a hablar con mi ex, bueno, más bien con su novia y le decía que yo no quería estar mal con ellos, que me había caído súper bien y quería seguir intentando ser amigas como intentamos hace un tiempo. Sólo tengo que decir que mi subconsciente es gilipollas, ¿para qué tender la mano a gente que te falla a las primeras de cambio? ¿Para qué pensar en ellos? ¡¡¡Si ellos pasan de ti, hijo de mi alma!!! 

¿Queréis un consejo? Aunque no lo queráis os lo voy a dar igual xD No vale la pena sufrir por gente que te mete un puñal por la espalda cada vez que te giras. Está bien ser bueno, a mí me gusta y prefiero vivir mi vida así que no pisando a todo el mundo. Sin embargo, que no pisemos nosotros a los demás, no quiere decir que nos tengamos que dejar pisar a las primeras de cambio. Un poco de amor propio nunca viene mal. 


PD. No me gusta hacer este tipo de entradas. Desnudo demasiado mi alma y nunca se sabe quién puede leerte, pero bueno, si a alguien le sirve de algo mis tonterías o mis "problemillas" más propios de quinceañera que de alguien que tiene más cerca los 30 que la adolescencia, ya habrá valido la pena. Ya volveré para contar más cosas, que este tema da para mucho xD

lunes, 15 de febrero de 2016

Soy muy inconstante

Lo admito. Comienzo los proyectos con gran ilusión, pero con el tiempo los dejo de lado, sobretodo cuando encuentro otra cosa que me apetece más hacer. Así que, al final, tengo un montón de cosas empezadas, pero muy pocas terminadas. Por poner un ejemplo: me encanta escribir o me encantaba, hay momentos que no se si ponerlo en presente o en pasado. El caso es que tengo unos cuantos proyectos de novela comenzados y, da la casualidad, que casi todos llegan a la página 50, pero ninguno pasa de ahí. Soy muy inconstante, lo admito. Por suerte para mi vida laboral, eso sólo pasa con actividades de "ocio". 
El problema es que eso me crea un gran sentimiento de desazón y hay veces que sueño con los personajes de mis escritos, pero en su cara sólo veo miradas de reproche, como si los hubiera abandonado y no puedo quejarme, porque precisamente eso es lo que he hecho. Y me da pena, porque muchos llegaron a mí gracias a mis sueños y no darles vida es fallarles a ellos y a mí misma. 

Hace tiempo, para intentar establecer una rutina de escritura, decidí comenzar a escribir este blog, pero lo dejé, igual que dejé aparcado el de repostería porque me cansé. Aunque de vez en cuando me ilumino y vuelvo por estos lares, intentando reencontrarme conmigo misma y volver a conectar con esa parte de mí que escribía con pasión y que tenía ganas de ver sus escritos publicados algún día. Me consuelo pensando que algún día tendré tiempo, que escribir es una actividad que puedes hacer siempre, tengas 10 años como 80... simples consuelos. Quiero volver al escrivivir, quiero volver a sentirlo como hace 10 años, quiero cerrar capítulos viejos y comenzar muchos de nuevos, con ilusión, alegría y esa mirada de niña que me devuelve aún el espejo y que tanto me hace sonreír y, pensar, que los tiempos no han cambiado tanto y que volver a coger una pluma sin que me duela la mano a las dos frases, es posible. 

martes, 26 de mayo de 2015

Especial (elec)lecciones

No tenía pensado hablar sobre ello, pero el recuento de votos del domingo y las anécdotas surgidas por un exceso de what's app me han hecho replantearmelo.

Discutir ciertas cosas con la familia tendría que estar prohibido y si encima es la familia política más aún. Pero bueno, comencemos por el principio. Mi suegra es de esas que siempre quiere tener la razón allá donde va, así que a veces tenemos conversaciones bastante surrealistas, como la del domingo mismo.

Todo comenzó cuando me dijo: los de ciudadanos estamos ganando, yo los he votado. Aunque su voto aún sigue siendo un misterio, porque no había lista de ciudadanos en su pueblo. Tengo la teoría que votó a la CUP, como vió una C seguramente no se paró a leer más.

Aunque lo mejor vino cuando estábamos hablando de Valencia:

- Han desbancado al PP en todas partes, pobrecitos - nótese la ironía fina que gasto.

- Hasta en Valencia, pobre Rita, me gustaba esa mujer - Cuando leí ese comentario, me dije: aquí hay miga, vamos a hacerla hablar más! Aunque creo que en realidad sonó más como un: eing??!

- Sí, sobretodo porque se quedaba el dinero público y se compraba bolsos - Creo recordar que le salpicó una trama de esas, es que claro, si ves al otro que se compra trajes, piensas: joer, yo también quiero un fondo de armario nuevo.

- Ella? Que va, eso es mentira. Era buena mujer, no dejaba entrar a los moros e hizo mucho por Valencia.

... Minuto de silencio...

... Diez minutos de silencio....

... Suelto espumarajos por la boca y muero...

miércoles, 20 de mayo de 2015

La bella dama, la gran pelea y el polvazo

Escenario: 

Las 4 de la mañana. Silencio en el exterior. Un frío de cojones y nuestra protagonista roncando a pierna suelta con el culo al aire. 
De golpe, el silencio de la noche es roto por la voz dulce y angelical de la vecina de arriba. 

- ERES LO PEOR LUIS ALBERTO!! TE ODIOOOO!!!! BOLUDOOO SINVERGÚENZA!!!! 

-Jooodeeeeeer! Otra vez??? - susurra nuestra bella y querida protagonista aún con el sueño aleteando entre sus ojos grandes y cristalinos. 

- BOLUDOOOO!!! MÁS QUE BOLUDOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!! - la dulce voz de la vecina de arriba sigue con ganas de propagar lo ya evidente y sabido por todos los vecinos. 

- Paso tío, yo sigo durmiendo. Joder, con lo difícil que es despertarme, yo es que flipo, que se divorcien de una vez - nuestra protagonista, tan preocupada por sus vecinos, decide seguir durmiendo para que nada altere la perfecta vida conyugal de sus adorados vecinos. 

A la mañana siguiente...

Escena de interior. Lugar: salón típico de piso pequeño. Nuestra protagonista está mirando la tele con un café en la mano cuando aparece otro de sus compañeros de piso. 

- Oíste a ese pedazo de idiotas la noche anterior? - pregunta con su delicada voz y sus modales exquisitos nuestra bella dama. 

- Qué momento? La pelea a gritos, bueno pelea, a la tía esa gritando a saco, o el polvaco con gemidos a 300 decibelios de después?

- Hubo polvo luego???!!!! Joder, siempre me pierdo los momentos interesantes. 

- Supongo que cuando tus ronquidos sirven de aislante acústico de poco te puedes enterar. Lo que me sorprende es que los oyeras discutir.

La bella dama se ruboriza levemente, baja la mirada y comienza a hablar de lo mala que es la programación de la televisión actualmente, aunque ya a nadie le importa. Se ha quedado sola en el comedor y su imagen de bella dama ha quedado rota para siempre. Sniff. 

viernes, 15 de mayo de 2015

El gorrón

Este es el tipo de compañero de piso más común: el gorronius cabronius. Es el típico que nunca tiene nada en su armario y que cree que tu armario es su supermercado particular. Cuando el gorronius cabronius ha cogido confianza, evoluciona a gorronius hijoputensis. Este último, aparte de meter mano en tu armario, también toma como suyos los platos y tuppers que tienes en la nevera.

¿Qué pasa cuando el gorronius cabronius te roba un trozo de pizza? Que se convierte en gorronius extintus.

Fuera bromas. ODIO LOS GORRONES. Cuando tuve un ejemplar de estos en el piso, mi armario de la comida pasó a ser un caos porque si intentaba cogerme una latita de algo le caía una cascada de cosas encima. Vamos, que el tema del sigilo se le iba a tomar por culo (el hecho de que yo sea un poquitín desordenada no tiene nada que ver en este asunto). Pero eso no le amilanó, todo lo contrario. Recuerdo una vez que yo, con toda la ilusión del mundo, había comprado pizza para cenar. Como sobró bastante, la dejé en su caja en la cocina con la ilusión que, al día siguiente, tendría una merendola digna de un rey.

A la mañana siguiente, nos fuimos a pasear con mi novio, ahora ex, y cuando volvimos yo fui rauda como el viento a por mi pizza (luego me extraña que ganase algún que otro quilillo ese año). Cuando abrí la caja... vacía. Perdón, miento. Quedaba el típico borde de pizza que no quiere nadie porque sólo hay masa.

Admito que reaccioné mal. Muy mal. Fatal.

Me fui a mi cuarto a lloriquearle a mi novio. El hecho que mi novio no fuera a matarle en plan caballero andante ya tendría que haberme hecho ver que eso no podía durar, pero en fin, cuando conseguí recomponerme y recuperar algo de dignidad por el camino claro, la rabia inundó mi ser transformándome en una cosa verde sin... uy, que esto no fue así, que ya me invento cosas.

Fui a pedirle explicaciones.

Recreación:

-La vi en su cajita tan mona y pensé que la ibais a tirar y claro, me la comí, porque tirar comida es muy feo -Le faltaba el halo en la cabeza sólo, al muy...

-mmmm... pues no, era mi merienda hijo de la gran (insultos varios eliminados para no herir la sensibilidad de los lectores), así que ya estás llamando a la pizzeria y que traigan otra! Gorrón!! Te odiooo!!!! -Creo que eso no fue así, pero como es mi historia, la cuento como quiero hum.

- Sí, sí, te compraré otra cuando baje a comprar. -Una barata evidentemente, pensó (yo es que también se leer mentes).

En resumen, al final no hubo pizza, ni barata, ni cara, ni pintada. Pero durante el tiempo que vivió ahí lo estuve vigilando, aunque eso al gorronius hijoputensis parece que no le afectó en lo más mínimo.

martes, 12 de mayo de 2015

Compañeros de piso II : Que crack el tío

Hacía literalmente años que no me pasaba por aquí. No es que tenga una vida súper ocupada, pero me daba pereza escribir, estaba más seca de inspiración que una cincuentona después de la menopausia (con perdón a las cincuentonas y a mi santa madre que ella ya sabe por qué). 

En fin, que me disperso, el caso es que hace tiempo que quería contar algunas aventurillas de mis compis de piso o de algún compañero con el que he tenido la mala suerte de compartir pared. Sinceramente, hoy tengo poquísimas ganas de abrir el cajón de mierda, así que paso a relataros una anécdota que me pasó justo el sábado pasado. 

Hace escasamente 1 mes y medio que tengo compañero de piso nuevo. Llevaba muchos años conviviendo con los mismos, así que el hecho que se marchase una compañera con la que llevaba viviendo y a ratos sufriendo, no nos vamos a engañar, 5 años ha sido como si me dejara el novio, otra vez. El caso es que por fin, cuando ya comenzaba a estar desesperada, apareció un chico, jovencillo, que parecía que pega no tenía ninguna (no entraré en el tema limpieza porque después de un compañero que tuve, mi tolerancia a la mierda es alucinante). Él es majo, no hace mucho ruido, casi siempre está fuera de casa, aunque... su novia es un COÑAZO. La he visto más a ella que a él, así que ya no sé con quién comparto piso. El caso es que ella tiene un perrito muy mono que a veces también parezca que vive aquí, pero como no lo saca de la habitación tampoco es que me moleste mucho. Mi máxima es que mientras me pague y no la líen mucho, yo feliz. 

Después de esta introducción viene lo bueno. 

El sábado pasado estaba viendo yo CSI toda emocionada mientras esperaba que mi pizza se enfriase un poco y mientras whatsapeaba a saco con mi novio. Mientras estaba enfrascada en saber quién era el asesino, entra mi compi de piso por la puerta con una chica que no había visto nunca. En fin, se metieron en su cuarto (justo da al comedor) y yo seguí a lo mío. Al rato, sale otra vez mi compi de piso, va a la cocina, pilla alcohol y vuelve a su cuarto. Yo a partir de ese punto, ya estaba con el móbil a saco escribiéndole a mi novio.

Recreación:

-Tíoooooo!!!! Que se ha traído a otra churri!!!! Han cerrado la puerta del cuarto!!!! HAY ALCOHOOOOOL!!!!! La novia tiene cuernaaaaacooos!!!!! - yo siempre creyendo en la presunción de inocencia. 

- Ya te dije que vi salir a una tía el sábado anterior. - mi novio aportando más datos. 

El caso, es que a los 10 minutos oí los muelles de la cama A TODO TRAPO y algunos gemidos. 

Recreación del whats:

-Cariiiii!!! Que se la está trincandoooo!!! Sin disimulaaar!! Jodeeeeeer, que conozco a su novia, cómo la miro yo el lunes cuando venga a limpiar??? - Es que más que una novia, mi compi parece que tiene una chacha, pero ese es otro tema.

- Jajajjajajajja, que crack el tío -mi novio comentando lo verdaderamente importante. 

Entre tanto whats, folleteo de la habitación de al lado y pelea que hubo en la calle (mi barrio es tope entretenido), aún así, pude enterarme de quién era el asesino, si es que... cuando una es buena, es buena. 


martes, 10 de diciembre de 2013

La vida da miedo...

Y lo admito/es una mierda. 

No se por que todo el mundo tiene la manía de decir esta frase bajito, bajito, para que nadie les oiga, para esconder sus debilidades. No creo que esconder nuestras debilidades sea algo bueno, es más, si las decimos en alto, si nos permitimos admitirlas y contarlo al mundo, puede que sea más fácil encontrarle solución. Hacer ver que no sucede nada y que somos felices de la muerte no ayuda. 

Así que, hoy lo admito, tengo MIEDO. En mayúsculas. Me pasé media vida soñando como quería que fuera mi vida de adulta: buen trabajo, éxito, buen marido, boda por todo lo alto, niños cuando me apeteciera no cuando mi reloj biológico quisiera. Éxito por todas partes. Sin embargo, nada acaba siendo como nos gustaría. Por suerte tengo toda la vida por delante y la verdad es que no me suelo preocupar mucho por estos temas, pero a veces, lees el periódico y no puedes parar de leer que subirán las facturas (mientras otros cada día cobran más sobresueldos), que cada día hay más paro (menos en los políticos, que aunque no trabajen los pagamos igual) la carrera cada día cuesta más dinero (mientras los que viven a costa de los pobres envían a sus hijos a estudiar al extranjero) y cuesta más aprobarla (porque estudiar y trabajar a la vez suele dejar pocos ánimos y tiempo libre), tienes que tener 2 trabajos para intentar pagarte la matrícula al menos (unos de ellos cuidando niños por horas, que cuando el crío se te haga mayor adiós curro y el otro un contrato/timo de esos de prácticas donde dicen que tendrías que estar orgulloso por tener la oportunidad de trabajar/formarte/esclavizarte), porque pagar el piso y la comida con un sueldo de 2€/hora es imposible (gracias padres por sacrificaros tanto) y tienes que estar agradecido (gracias "Sr." Rajoy por no quitarle el curro a mis padres) y un largo etc. 

Y la verdad, estoy harta de estresarme tanto, de tener un montón de canas con 23 años (algunos dirán que exagero, pero están ahí) y de no poder disfrutar una verdadera vida de estudiante como la que me merecería. Gracias, en serio, ahora si me perdonáis voy a mirar si necesitan cajeras en algún supermercado, al menos eso me serviría para no tener que volver al pueblo donde si no tienes coche olvídate de trabajar (y la menda no tiene carnet). 

En fin, así estamos y así se lo hemos contado. Habrá algún día algún cambio? Intentaremos que sí, lucharemos porque así sea. 


jueves, 14 de noviembre de 2013

Historias de compañeros de piso (I)

Hace tiempo, eones más bien, que quería escribir sobre mi dilatada experiencia compartiendo piso (bueno, tampoco tanto, pero es que algunos compis me duraron poco). Bueno, al lío, el caso es que como tengo todo esto un poco inactivo, bastante vale, pues he decidido comenzar contando esas anecdotillas y consejos que siempre dije que contaría pero que aún no me había dignado a hacer. 

Cuando comencé a compartir piso tenía 19 añitos, era la primera vez que tenía que apañarme sola en una ciudad casi desconocida (yo venía de un pueblo perdido) y los primeros días no resultaron demasiado fáciles. Por suerte, los primeros compañeros que me tocaron molaban, teníamos nuestros más y nuestros menos, pero como siempre me había gustado mucho cocinar no había pelea que durara mucho y menos cuando sacaba pasteles del horno, empanadillas y croquetas varias para todos. Consejo: el primer día que tengas que hacer la compra, asegúrate de saber dónde está el supermercado al que vas siempre con tu madre, porque si vas a otro te sentirás perdido y bastante agobiado. En realidad, te sentirás agobiado igual, porque la distribución de todos los supermercados es distina, aunque sean de la misma cadena, pero al menos reconocerás los productos. 
Consejo tonto: hazte una lista. Cuando lo de comprar ya lo tengas más a mano ya no la necesitarás si tienes buena memoria, pero en un primer momento es importante para, al menos, poder hacerte algo decente de comer el mismo día. Además, te ayudará a disminuir el agobio inicial. 



Pasemos a otro tema, en ese piso vivía con un japonés, siempre me había considerado bastante otaku así que tener un japonés en casa tendría que haber molado lo suyo. Por desgracia, casi no lo veía. Se levantaba súper temprano (a las 6:15 creo recordar y me acuerdo porque su despertador me despertaba cada mañana) y se pasaba el día trabajando y estudiando hasta tarde. Según él aún era un japonés vago, porque los había que dormían menos horas y hacían mucho más que él. Para una estudiante como yo todo ese despliegue de actividad te hacía sentir un poco mal y te hacía intentar abarcar mucho más de lo que ya hacías. Consejo: nunca intentes trabajar tanto como un japonés, tener aficiones y tiempo libre te hará más feliz y productivo. 

El primer año realmente no me pasaron muchas anécdotas divertidas, íbamos haciendo, me daba cuenta que al ser la pequeña no se me tenía tanto en cuenta como a los demás, pero eso fue cambiando con el tiempo. Consejo: intentar relacionarse con los compañeros de piso es primordial, si habláis, hacéis sobremesas o hasta cenas de forma conjunta, esos desconocidos pasarán a ser parte de tu familia (si se lo merecen, porque hay cada uno...). 

Y hasta aquí los consejos de hoy, otro día ya contaré anécdotas más interesantes pero hoy como sesión introductoria ya está bien.